sábado, 20 de abril de 2019

ESTUDIO BÍBLICO -21.04-2019. DOMINGO DE RESURRECCIÓN



ESTUDIO BÍBLICO
21 de Abril 2018.-
Lección : 16 al 20.
Texto : Génesis 14: 12.-

Introducción : :
Este capítulo muestra la soberanía de Jehová en fronteras internacionales (véase 32:8; Nehemías 9:22), porque cada una de estas frases hace énfasis en que Jehová es el que entregó la tierra a ciertos grupos étnicos para que la heredaran. Este capítulo muestra que Jehová no entregó la tierra exclusivamente a Israel, sino que le dio un poco a cada nación. Algunos perdieron su tierra por su pecado (ejemplo,Génesis 15:16) e Israel también perdió su tierra por un período (ejemplo, los exilio asirio y babilónico) por su pecado. Esto afirma que Jehová es el Dios universal. En una época de politeísmo, esta es una maravillosa declaración de monoteísmo. Solamente hay un Dios, Deuteronomio 6:4-6. Él es el que da la tierra incluso a los edomitas, moabitas, amorreos, etc. Deuteronomio 32:8 .

2:14, 16 "toda la generación de los hombres de guerra"Los "hombres de guerra" incluía a cada varón entre 20 50 años de edad (véase Números 21:12; 38:26; Números 1:3; 14:29). Toda esta generación mala e incrédula (ejemplo, falta de fe en las promesas de Jehová) tenía que morir (véase verso 15) antes de que los israelíes más jóvenes pudieran poseer la Tierra Prometida.

"como Jehová les había jurado" Véase Números 14:28-29; Deuteronomio 1:34-35.

2:15 "la mano de Jehová" Véase el siguiente Tópico Especial.

TÓPICO ESPECIAL: DIOS DESCRITO COMO HUMANO (LENGUAJE ANTROPOMÓRFICO)


El tipo de lenguaje es muy común en el AT
Partes del cuerpo físico
Ojos - Génesis 1:4, 31; 6:8; Génesis 1:4; Números 14:14; Deuteronomio 11:12; Zacarías 4:10
Manos - Zacarías 4:10; Números 11:23; Deuteronomio 2:15
Brazo - Deuteronomio 2:15; 15:16; Números 11:23; Deuteronomio 4:34; 5:15
Oídos - Números 11:18; 1 Números 11:18; 2 Números 11:18; Salmos 5:1; 10:17; 18:6
Cara - Salmos 5:1; 33:11; Números 6:25; Deuteronomio 34:10; Salmos 114:7
Dedo - Salmos 114:7; 31:18; Deuteronomio 9:10; Salmos 8:3
Voz - Génesis 3:8, 10; Génesis 3:8; 19:19; Deuteronomio 26:17; 27:10
Pies - Deuteronomio 26:17; Ezequiel 43:7
Forma humana - Ezequiel 43:7; Salmos 47; Isaías 6:1; Ezequiel 1:26
El ángel del Señor - Génesis 16:7-13; 22:11-15; 31:11, 13; 48:15-16; Génesis 16:7-13, 13-21; 14:19; Jueces 2:1; 6:22-23; 13:3-22
Acciones físicas
Hablar como mecanismo para la creación - Génesis 1:3, 6, 9, 11, 14, 20, 24, 26
Caminar (ejemplo, el sonido de) en Edén - Génesis 3:8; 18:33; Habacuc
Cerrar la puerta del arca de Noé - Génesis 7:16
Oler sacrificios - Génesis 8:21; Levítico 26:31; Amós 5:21
Bajar - Génesis 11:5; 18:21; Génesis 11:5; 19:11, 18, 20
Enterrar a Moisés - Deuteronomio 34:6
Emociones Humanas
Lamentar/arrepentirse - Génesis 6:6, 7; Génesis 6:6; Jueces 2:18; 1 Jueces 2:18, 35; Amós 7:3, 6.
Ira - Amós 7:3; 15:7; Números 11:0; 12:9; 22:22; 25:3, 4; 32:10, 13, 14; Deuteronomio 6:5; 7:4; 29:20
Celos - Deuteronomio 6:5; 34:14; Deuteronomio 4:24; 5:9; 6:15; 32:16, 21; Josué 24:19
Repugnar/aborrecer - Levítico 20:23; 26:30; Deuteronomio 32:19
Términos de familia
Padre
de Israel - Deuteronomio 32:19; Deuteronomio 14:1; 39:5
del rey - 2 Deuteronomio 14:1; Salmos 2:7
metáforas de acción paternal - Deuteronomio 1:31; 8:5; 32:1; Salmos 27:10; Proverbios 3:12; Jeremías 3:4, 22; 31:20; Oseas 11:1-4;Malaquías 3:17
Progenitor - Oseas 11:1-4
Madre - Salmos 27:10 (analogía de una madre que amamanta); Isaías 49:15; 66:9-13
Joven amante fiel - Oseas 1-3
Razones para el uso de este tipo de lenguaje
Para Dios es una necesidad revelarse a los seres humanos. ¡El concepto general de Dios como masculino es un antropomorfismo porque Dios es espíritu!
Dios toma los aspectos más significativos de la vida humana y los usa para revelarse a la humanidad caída (padre, madre, progenitor, amante).
Aunque es necesario, Dios no quiere estar limitado a ninguna forma física (véase Éxodo 20; Deuteronomio 5).
¡El antropomorfismo final es la encarnación de Jesús! Dios llegó a ser físico, palpable (véase 1 Juan 1:1-3). El mensaje de Dios llegó a ser la Palabra de Dios (véase Juan 1:1
2:16 "después que murieron todos los hombres de guerra" Esto muestra un balance entre el amor de Dios y la justicia de Dios. El propósito de Dios no solamente es castigar sino ayudar a su pueblo a aprender de sus errores. Por lo tanto, hizo que este pueblo, bajo su sentencia de muerte, vagara por 38 años, pero los alimentó, los amó y proveyó para ellos. No fue una muerte repentina sino una muerte prematura. Cada uno de los hombres que subieron a Cades-barnea, mayores de 20 años, ahora estaban muertos, excepto Josué y Caleb.

2:19 Esto es paralelo a 2:5 y 2:9. Estos son los mismos verbos que el verso 9. Los amonitas también eran parientes de los israelitas a través de Lot.

La palabra "antropomorfismo" viene de dos palabras griegas: "anthropos" que significa "hombre" y, "morphe" que significa "forma". Por lo tanto, un antropomorfismo es cuando Dios se nos aparece o manifiesta a Sí mismo en forma humana o cuando Sus mismos atributos se refieren a Él con características humanas. Esto lo vemos en toda la Biblia; y con razón. Después de todo, no podemos ascender donde se encuentra Dios; pero Él puede descender donde estamos nosotros


pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-

jueves, 18 de abril de 2019

NUESTRO PAN DIARIO Jueves 18-04-2019.



NUESTRO PAN DIARIO
Jueves, 18 de Abril 2019

La Cena del Señor figura nuestra relación presente con Jesucristo.

La crucifixión de Jesús tiene una importancia continua en todos quienes han tomado una cruz para seguirlo. Continuamos participando en su muerte y en el nuevo pacto porque participamos en su vida.

Pablo escribió: “Esa copa de bendición por la cual damos gracias, ¿no significa que entramos en comunión con la sangre de Cristo? Ese pan que partimos, ¿no significa que entramos en comunión con el cuerpo de Cristo?” (1ª Cor. 10:16). Por medio de la Cena del Señor, mostramos que compartimos en Jesucristo, comulgamos con él, estamos unidos a él.

El Nuevo Testamento habla de nuestro compartir con Jesús en varias formas. Compartimos en su crucifixión (Gal. 2:20; Col. 2:20), su muerte (Ro. 6:4), su resurrección (Efesios 2:6; Col. 2:13; 3:1) y su vida (Gal. 2:20). Nuestras vidas están en él y él está en nosotros. La Cena del Señor simboliza esta realidad espiritual.

Juan 6 da un cuadro similar. Después de que Jesús proclamó ser el “pan de vida”, dijo: “Quienquiera que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el último día” (v. 54).

Es esencial que encontremos nuestra comida espiritual en Jesucristo. La Cena del Señor figura esta verdad continua. “El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él” (v. 56), significa que nosotros vivimos en Cristo, y él vive en nosotros.

La Cena del Señor nos ayuda a mirar hacia arriba, a Cristo, y ser conscientes que la verdadera vida sólo puede estar en él y con él.

Así que la Cena del Señor nos ayuda a mirar hacia arriba, a Cristo, y ser conscientes que la verdadera vida sólo puede estar en él y con él.

Pero cuando somos conscientes de que Jesús vive en nosotros, también hacemos una pausa para pensar qué tipo de hogar le estamos dando a él. Antes que él entrara en nuestras vidas, éramos habitaciones de pecado. Y Jesús lo sabía antes de tocar a la puerta de nuestras vidas. Él quiere entrar para hacer la limpieza. Pero cuando Jesús toca, muchas personas intentan hacer un rápido orden antes de abrir la puerta. Sin embargo, nosotros somos humanamente incapaces de limpiar nuestros pecados. Lo más que podemos hacer es esconderlos en el armario.

Así que escondemos nuestros pecados en el armario, e invitamos a Jesús a pasar a nuestra sala. En un futuro le permitimos entrar a la cocina, y luego al vestíbulo, y posteriormente a una alcoba. Es un proceso gradual. En el futuro Jesús consigue que el armario dónde nuestros peores pecados están ocultos, sea limpiado por él. Año tras año, cuando crecemos en la madurez espiritual, rendimos más de nuestras vidas a nuestro Salvador.

Es un proceso y la Cena del Señor juega un papel importante en este proceso. Pablo escribió: “Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa” (1ª Cor. 11:28). Cada vez que participamos, debemos examinarnos, conscientes del gran significado que involucra esta ceremonia.

Cuando nos examinamos, encontramos a menudo que tenemos pecado. Esto es normal. No hay ninguna razón para evitar en participar en la Cena del Señor. Simplemente es un recordatorio en el que necesitamos a Jesús en nuestras vidas. Sólo él puede librarnos de nuestros pecados.

Pablo criticó a los cristianos de Corinto por su manera de observar la Cena del Señor. Los miembros adinerados venían primero, y comían una gran cena e incluso se emborrachaban. Los miembros pobres venían en último lugar, aún hambrientos. El adinerado no estaba compartiendo con el pobre (vv. 20-22). Ellos realmente no estaban compartiendo la vida de Cristo, porque no estaban haciendo lo que él haría, no eran comprensivos de lo que quiere decir el ser miembro del cuerpo de Cristo, y que los miembros tienen las responsabilidades entre si unos con otros.

Al examinarnos, necesitamos echar una mirada alrededor para ver si estamos tratándonos de la misma manera que Jesús ordenó. Si usted está unido con Cristo y yo me uno a Cristo, entonces nosotros realmente nos unimos entre si también. Así que la Cena del Señor, es una figura de nuestra participación en Cristo, también figura nuestra hermandad.

Pablo escribió en 1ª Cor. 10:17: “Hay un solo pan del cual todos participamos; por eso, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo” Participando juntos en la Cena del Señor, nos imaginamos el hecho que nosotros somos un cuerpo en Cristo, uno entre sí, con responsabilidades entre si.

La costumbre de lavado de pies también figura nuestra relación unos con otros. Aquellos que son grandes en el reino de Dios, aquellos quienes realmente están viviendo la vida del reino de él, están sirviendo unos a otros. Jesús mostró esto a sus discípulos lavándoles sus pies (Juan 13:1-15). Nosotros lo mostramos lavando los pies de una persona, y permitiendo que nos laven los pies. La vida cristiana involucra servir y ser servido. Esto debe ser así a lo largo de nuestras vidas, no sólo como simbolismo.

El simbolismo de este ritual puede mostrarse también con una verdadera actitud de servicio, de preocupación por el bienestar de la otra persona.

La Cena del Señor también nos recuerda el futuro, el retorno de Jesús.

El pan y el vino son prototipos de lo que será la más grande celebración de victoria en toda la historia.

Tres escritores del Evangelio nos señalan que Jesús dijo: “Les digo que no beberé de este fruto de la vid desde ahora en adelante, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre” (Mateo 26:29; Lucas 22:18; Marcos 14:25). Siempre que participemos, recordamos la promesa de Jesús. Habrá un gran banquete “mesiánico”, un “Banquete de boda”, de celebración. El pan y el vino son prototipos de lo que será la más grande celebración de victoria en toda la historia. Pablo escribió que “Siempre que se coma este pan y beba esta copa, se proclama la muerte del Señor hasta que él venga” (1ª Cor. 11:26).

Nosotros siempre miramos hacia adelante, así como hacia atrás, hacia arriba, hacia el centro y hacia alrededor. La Cena del Señor es rica en significado. Por eso ha sido una parte prominente de la tradición cristiana a lo largo de los siglos. A veces se convirtió en un ritual inanimado, lleno más de hábito que de significado. Cuando se convierte en un simple ritual, pierde significado, algunas personas exageran deteniendo el ritual completamente. La mejor respuesta es restaurar el significado. Por eso es útil para nosotros repasar lo que simboliza este acontecimiento.

pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-

miércoles, 17 de abril de 2019

NUESTRO PAN DIARIO-Miércoles 17 de Abril 2019.




NUESTRO PAN DIARIO
Miércoles, 17 de Abril 2019
Un estudio de la Cena del Señor es una experiencia que estremece el alma por el profundo significado que representa. Fue durante la antigua celebración de la Pascua, en la tarde de Su muerte, que Jesús instituyó una nueva y significativa cena que celebramos hasta el día de hoy. Es una parte integral de la adoración cristiana. Nos hace recordar la muerte y resurrección del Señor, mirando hacia el futuro, esperando Su regreso en gloria.
La Pascua era la festividad anual más sagrada de la religión judía. Conmemoraba la última plaga en Egipto, cuando los primogénitos de los egipcios murieron y los israelitas fueron perdonados por la sangre del cordero que fue rociada en los postes de sus puertas. Las familias asaron el cordero y se lo comieron con pan sin levadura. El mandato de Dios era que esta festividad fuera celebrada a través de todas las generaciones futuras. La historia se registra en Éxodo 12.
Durante la celebración de la pascua, Jesús tomó un pedazo de pan y dio gracias a Dios. Mientras partía el pan y se los daba, Él dijo, “Tomad, comed; esto es Mi cuerpo que por vosotros es partido”. Asimismo, tomó también la copa, después de haber cenado. Les dio la copa, y bebiendo ellos de ella, Él dijo; “Esta copa es el Nuevo Pacto en Mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis en memoria de Mí”. Después Él concluyó la fiesta cantando un himno (Mateo 26:30) y todos salieron esa noche al Monte de los Olivos. Fue ahí donde Jesús fue traicionado por Judas, como se predijo. El día siguiente Él fue crucificado.
Los relatos de la Cena del Señor se encuentran en los Evangelios de Mateo 26:26-29, Marcos 14:17-25, Lucas 22:7-22, y Juan 13:21-30. El apóstol Pablo escribió sobre la Cena del Señor en 1 Corintios 11:23-29. Pablo incluye una declaración que no se encuentra en los Evangelios: “De manera que cualquiera que comiere de este pan o bebiere de esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí” (1 Corintios 11:27-29). Podríamos preguntar qué significa el participar del partimiento del pan y de la copa “de manera indigna”. Puede significar el tomar con indiferencia el verdadero significado del pan y de la copa, olvidando el tremendo precio que nuestro Salvador pagó por nuestra salvación. O puede significar el permitir que la ceremonia se vuelva un ritual muerto y rutinario, o venir a la mesa con un pecado sin confesar. Para guardar la instrucción de Pablo, cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer del pan y beber de la copa.
Otra declaración que hace Pablo, y que no está incluida en los Evangelios es, “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga” (1 Corintios 11:26). Esto establece un tiempo límite para la ceremonia – hasta que Él venga. De estas breves declaraciones, aprendemos cómo utilizó Jesús dos de los elementos más frágiles como símbolos de Su cuerpo y sangre, y los instituyó como un monumento a Su muerte. No fue un monumento de mármol tallado o figuras de bronce, sino de pan y jugo de uva.
Él declaró que el pan simbolizaba Su cuerpo, el cual sería partido – ningún hueso Suyo fue quebrado, pero Su cuerpo fue tan terriblemente flagelado que apenas era reconocible (Salmo 22:12-17; Isaías 53:4-7). El jugo de uva hablaba de Su sangre, indicando la terrible muerte que en breve Él experimentaría. Él, el perfecto Hijo de Dios, se convirtió en el cumplimiento de incontables profecías del Antiguo Testamento concernientes al Redentor (Génesis 3:15; Salmo 22; Isaías 53, etc.). Cuando Él dijo: “Haced esto en memoria de Mí”, Jesús indicó que esta era una ceremonia que debía ser practicada en el futuro. También indicaba que la Pascua, que requería la muerte de un cordero y señalaba al futuro la venida del Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo, se cumplía en la Cena del Señor. El Nuevo Pacto tomó su lugar cuando Cristo, el Cordero de Pascua, fue sacrificado (1 Corintios 5:7; Hebreos 8:8-13). Este sistema sacrificial ya no era necesario (Hebreos 9:25-28). La Cena del Señor o Comunión Cristiana, es un recuerdo de lo que Cristo hizo por nosotros y una celebración de lo que recibimos como resultado de Su sacrificio.

martes, 16 de abril de 2019

NUESTRO PAN DIARIO



NUESTRO PAN DIARIO
Martes,16 de Abril 2019
En la tarde cuando fue traicionado, mientras Jesús estaba comiendo con sus discípulos, tomó un poco de pan y dijo, “Éste es mi cuerpo dado para ustedes; hagan esto en memoria de mí” (Lucas 22:19). Ellos comieron un pedazo del pan. Cuando nosotros participamos en la Cena del Señor, cada uno come un pedazo de pan en memoria de Jesús.
“De la misma manera, después de haber cenado, tomó la copa, diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre el cual es derramada por ustedes” (v. 20). Cuando nosotros bebemos una cantidad pequeña de vino en la Cena del Señor, recordamos la sangre de Jesús que se derrama por nosotros, y que su sangre significó el nuevo convenio. Así como el antiguo pacto se selló con la rociadura de sangre, el nuevo pacto se estableció por medio de la sangre de Jesús (Hebreos. 9:18-28).
Pablo dijo: “Porque cada vez que comen este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga” (1ª Cor. 11:26). La Cena del Señor es una mirada retrospectiva de la muerte de Jesucristo en la cruz.
La Cena del Señor es una mirada retrospectiva de la muerte de Jesucristo en la cruz.
¿La muerte de Jesús es una cosa buena, o una cosa mala? Hay ciertamente algunos aspectos de mucha aflicción respecto a su muerte, pero la gran apreciación de este suceso es que su muerte es la mejor noticia posible. Muestra cuánto Dios nos ama. Tanto fue ese amor que envió a su Hijo para que muriera por nosotros, para que nuestros pecados puedan perdonarse y podamos vivir por siempre con él.
La muerte de Jesús es un tremendo regalo para nosotros. Es precioso. Cuando recibimos un regalo de gran valor, un regalo que involucró un sacrificio personal, ¿cómo debemos recibirlo? ¿Con lamento y pena? No, eso no es los que el dador quiere. Más bien, debemos recibirlo con gran gratitud, como una expresión de gran amor. Si por ello derramamos lágrimas, deben ser lágrimas de alegría.
Así que la Cena del Señor, aunque es un recordatorio de una muerte, no es un funeral, como si Jesús todavía estuviera muerto. Es realmente lo contrario, nosotros observamos esto sabiendo que la muerte de Jesús sólo duró tres días.
Sabiendo que la muerte no nos sujetará para siempre, nos regocijamos que Jesús ha conquistado la muerte, y ha librado a todos los que fueron esclavizados por miedo a la muerte (Heb. 2:14-15).
¡Podemos recordar la muerte de Jesús con el conocimiento feliz que él ha triunfado por encima del pecado y la muerte! Jesús dijo que nuestro llanto se convertirá en la alegría (Juan 16:20). Venir a la mesa del Señor y participar en la comunión, debe ser una celebración, no un funeral.
Los Israelitas del antiguo pacto miraban a los eventos de la Pascua como un momento definido en su historia, el tiempo cuando su identidad como nación empezó. Era cuando ellos escaparon de la muerte y la esclavitud a través de la mano poderosa de Dios y fueron librados para servir al Señor. En la iglesia cristiana, miramos los eventos que rodean a la crucifixión y la resurrección de Jesús como el momento definitorio en nuestra historia. Es de cómo escapamos de la muerte y la esclavitud del pecado, y cómo nos libramos sirviendo al Señor. La Cena del Señor es una conmemoración de ese momento que define nuestra historia.
pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-