sábado, 3 de septiembre de 2016

CONCLUSIÓN DEL SERMÓN : Si empezar bien es importante, no lo es menos terminar bien y terminar a tiempo. Hay predicadores que no encuentran la manera de terminar y divagan repitiendo exhortaciones de carácter más o menos semejante, hasta que el público, en lugar de sentirse conmovido por tales llamamientos, sólo desea angustiosamente que el predicador ponga fin a su perorata. "Di lo que tengas que decir y termina cuando lo hayas dicho", es el consejo de todos los maestros en la predicación. ¿Pero cómo se tiene que terminar? MÉTODO RECAPITULATIVO Una de las mejores formas y más comunes es haciendo una recapitulación de los puntos principales del sermón. Esto no significa volver a explicar dichos puntos, sino simplemente mencionarlos para dar lugar con énfasis a un pensamiento final que será el llamamiento o exhortación. Esta clase de recapitulaciones suelen iniciarse con un: "Puesto que..." Supongamos que el sermón ha sido sobre: "Los privilegios del rebaño de Cristo", que tenemos en la página ? Una mención de tales privilegios, seguida de una exhortación de poner la fe en Cristo para poder gozar de los mismos, será una buena conclusión. Lo propio diremos sobre el bosquejo del Salmo 23 del que le sigue, que lleva por título «Lo que ganaos por la fe en Cristo». En cambio, el bosquejo «El poder de la oración», basado en Hechos 4 y 5, no permite una conclusión basada en los puntos principales, que son: "Calidad; la oración apostólica y resultados de la misma", habrá que buscar otra fórmula de recapitulación basada en los subtítulos y no en los puntos principales. Por ejemplo: "Si nuestras oraciones son definidas, tienen un motivo especial, si son unánimes con nuestros hermanos y hechas con fe apoyándonos sobre las promesas de la Sagrada Escritura, recibiremos, sin duda, los mismos privilegios y recompensas que obtuvieron aquellos discípulos: gozo y valor y, por encima de todo, el don del Espíritu Santo." La forma recapitulativa no es indispensable en todos los sermones. Podemos terminar también el comentario de Filipenses 4 diciendo: "En vista de los grandes privilegios del creyente y ante la realidad de las cosas que Dios nos ha prometido, ¿quién no querrá ser como el apóstol San Pablo? ¿Por qué hemos de serlo? ¿Qué nos hará desistir de tal propósito? ¿Será el temor a la pobreza o al menosprecio? Lo había sufrido el apóstol (vers. 12). Pero las riquezas de Cristo superan a cualquier pérdida y la compensan mil veces. No dudemos, pues, en entrar y marchar con paso firme por el camino de fe." En el bosquejo del gráfico la recapitulación se ciñe a las subdivisiones del punto II porque son las de carácter activo, o sea, las que dependen de la voluntad del oyente; dicha mención puede ser corroborada por una breve alusión a los resultados que se describen en las subdivisiones del punto III. Pero en otros bosquejos la recapitulación puede ser una breve mención de todas las divisiones principales del sermón. Jamás debe ser una mención de todas las divisiones y subdivisiones, pues resultaría excesivamente largo y perdería por ello toda fuerza y vigor, viniendo a resultar más bien una repetición del sermón, lo cual debe evitarse a toda costa. VARIEDAD Y VIVACIDAD La conclusión no debe ser estereotipada y monótona. No hay nada que produzca peor efecto a los oyentes que ver que el predicador se inclina a leer las palabras finales del sermón. Se le dispensará al predicador la necesidad de mirar al bosquejo en otras partes del sermón, pero la conclusión es el punto culminante de su mensaje, y es en este momento cuando el predicador ha de hablar con la mayor solemnidad o el mayor ardor, según la naturaleza o carácter del sermón. Es entonces cuando su corazón ha de desbordarse de tal modo que el auditorio sienta que el predicador está, no leyendo unos pensamientos escritos en su oficina, sino, bajo el impulso del Espíritu Santo, tratando de hacer penetrar la palabra en los corazones. Por esto hay que evitar, en este momento más que nunca, el pronunciar frases vagas y de poco sentido. Todo predicador ha notado que generalmente hay más facilidad de expresión al terminar el ser­món, pero de ningún modo ha de confiarse a su facilidad de palabra en ese momento solemne y de­cisivo. Tiene que llevar algunas frases bien estudiadas, que concreten el mensaje y lo hagan incisivo en el corazón de los oyentes; sin embargo, no debe imitarse a éstas. Si el Espíritu Santo le inspira nuevos pensamientos expóngalos sin temor, pero cuidando de que no sean simples repeticiones de lo ya dicho, sino pensamientos tajantes, más fuertes que todos los usados en el curso del sermón y penetrantes hasta partir el alma. Evítese la excesiva extensión. La conclusión nunca debe exceder de unos pocos minutos. Es difícil fijar cuántos de un modo exacto, pues depende del carácter del propio sermón; pero lo que debe evitarse es que sea la conclusión en sí misma un nuevo sermón en miniatura. Tampoco debe ser una repetición de lo dicho en otros sermones. Hay predicadores que en cada conclusión usan argumentos muy similares como el de: mañana podría ser demasiado tarde para aceptar a Cristo. Está bien que en cada sermón se haga énfasis sobre la necesidad de tomar una decisión inmediata, pero si las frases son estereotipadas e idénticas para todos los sermones, el predicador se hará muy pesado y el público temerá verle llegar al final, por el fastidio de escuchar lo que ya se sabe e memoria. LOS LLAMAMIENTOS No queremos terminar sin decir una palabra sobre la cuestión de los llamamientos. No estamos en contra del sistema cuando el ambiente es propicio el predicador tiene la convicción de que hay entre el auditorio "oyentes maduros", es decir, con bastante conocimiento del Evangelio para comprender en el paso que van a dar, faltándoles solamente la decisión. En tales casos el llamamiento puede ser una verdadera bendición del Cielo para tales almas, pero insistir e insistir hasta provocar decisiones inmaturas de personas que ignoran los principios esenciales del Evangelio, además de ser insensato para el predicador, puede resultar en perjuicio de tales almas, ya que tales personas pueden venir a considerarse convertidas por medio de un acto mecánico que no afectó su corazón y que nada tiene que ver con el nuevo nacimiento. Es verdad que algunas veces estos oyentes, acudiendo a los cultos, llegan a comprender más tarde aquella fe que profesaron inconscientemente, pero también puede ser motivo a algunos para que dejen de asistir a los cultos, avergonzados por las burlas de sus compañeros no convertidos, ya que no existe en ellos fundamento sólido para saber defender su fe y llevar el oprobio de Cristo. Y en otros casos pueden dar lugar al en­durecimiento, en un falso concepto de conversión, siendo causa de que se introduzcan en la iglesia miembros no regenerados. Recuerdo el caso de una persona a la cual felicitaban los creyentes por haberse levantado manifestando aceptar a Cristo, la cual respondió: "No, yo no entiendo de estas cosas, pero me daba lástima aquel pobre señor que nos pedía que nos levantásemos con tanta insistencia." Evitemos tanto la frialdad como los excesos en este momento solemne del sermón; pues ni la excesiva insistencia ni la gritería extremada son señales evidentes de la inspiración del Espíritu Santo. Es al final, más que en otro momento del sermón, cuando debemos movernos enteramente bajo su santa influencia; dejémonos, pues, conducir por El, pero recordando que el Espíritu Santo jamás ha inducido a nadie a empalagar a la gente, sino que es su gran propósito y objeto llevar las almas a Cristo, o, por lo menos, dejar en ellas tan favorable impresión que vengan a ser inexcusables si no se convierten. Se ha dicho con verdad que una conclusión fastidiosa puede significar una piedra de tropiezo para el corazón mejor impresionado por el mismo sermón. Es preferible que queden los oyentes con deseos de oír más, cuando el sermón ha sido bueno, que no que las buenas impresiones recibidas se borren por una inclusión desafortunada y desastrosa.
1. El Tema Del Sermón Homilética es el arte y ciencia de predicar para comunicar el mensaje de la Palabra de Dios. Se estudia cómo organizar el material, preparar el bosquejo y predicar efectivamente. Presenta a través del estudio de sermones ejemplares un modelo útil para los que empiezan a lanzarse al dificil arte de la predicación, mostrando cómo decir las cosas de un modo claro y concreto. EL TEMA DEL SERMÓN: La primera cosa para preparar un buen sermón es tener un mensaje definido. Antes de proceder a la preparación de un sermón, todo predicador debe responderse esta sencilla pregunta: ¿De qué voy a hablar? Mientras el predicador no pueda contestar claramente tal pregunta, no debe seguir adelante. Ha de tener un tema y debe saber con precisión cuál es. Sólo puede estar seguro de que lo sabe cuando pueda expresarlo en palabras. Si el tema está entre la bruma, también lo estará todo lo que le pertenece: su introducción, su arreglo, su prueba y su objeto. El tema debe ser la expresión exacta del asunto, o la respuesta a la pregunta: ¿De qué voy a hablar? Nunca debe escogerse un tema por ser bonito o sonoro como fase, sino que ha de expresar claramente el objeto que el sermón persigue. Todo predicador, para preparar bien su sermón, debe responder a la pregunta: ¿Por qué voy a hablar de este tema? ¿Qué fin deseo lograr? El tema no sólo ha de abarcar o incluir lo que se va a decir, sino que ha de excluir todo lo que no tenga que ver con el asunto. En toda preparación para el público, las primeras palabras que se escriban deben ser la expresión exacta del tema, o sea, la respuesta a la pregunta: ¿De qué voy a hablar? 2.- COMO ENCONTRAR UN TEMA.- a) Reflexionando sobre las necesidades espirituales de sus oyentes. B)En sus lecturas devocionales de la Biblia. C) En la consideración de las cosas que le rodean D)Pidiéndolos a Dios en oración. Spurgeon dice: "Si alguien me preguntara: ¿Cómo puedo hacerme con el texto más oportuno? Le con­testaría: Pedidlo a Dios." Harrington Evans, en sus Reglas para hacer sermones, nos da como la primera: "Pedid a Dios la elección." Si la dificultad de escoger un texto se hace más dura, multiplicad vuestras oraciones; será esto una gran bendición. Es notoria la frase de Lutero: "Haber bien orado, es más de la mitad estudiado." Y este proverbio merece repetirse con frecuencia. Mezclad la oración con vuestros estudios de la Biblia. Cuando vuestro texto viene como señal de que Dios ha aceptado vuestra oración, será más precioso para vosotros, y tendrá un sabor y una unción enteramente desconocidos al orador frío y formalista, para quien un tema es igual a otro. Y, citando a Gurnal, declara: "Cuánto tiempo pueden los ministros sentarse, hojeando sus libros y devanándose los sesos, hasta que Dios venga a darles auxilio, y entonces se pone el sermón a su alcance, como servido en bandeja. Si Dios no nos presta su ayuda, escribiremos con una pluma sin tinta. Si alguno tiene necesidad especial de apoyarse en Dios, es el ministro del Evangelio." En líneas generales, el sermón bíblico puede ser catalogado en tres clases: TEXTUAL, el que se limita a exponer y explicar un texto bíblico. TEMÁTICO, el que se basa sobre un tema o asunto. EXPOSITIVO, es el que comenta un pasaje bí­blico, narración o parábola de la Sagrada Escritura. Estas tres clases se subdividen en muchas otras según el carácter o procedimiento que se adopte para el arreglo del sermón, como tendremos ocasión de ver. 1.- Sermón textual. El método más sencillo para preparar un sermón textual es el de comentar el texto palabra por palabra. Hay textos muy buenos para esta clase de sermones, pero no todos sirven para tal desarrollo, y muchos textos no pueden ser tratados de modo alguno en esta forma simple, pues darían como resultado un galimatías de ideas sin orden lógico. EJEMPLO : Sobre 1.a Timoteo 1:15 Después de formular un tema que concrete el mensaje del texto, como: "EL FIEL MENSAJE" o "NOTICIA SIN IGUAL", puede desarrollarse diciendo: Introducción. — La necesidad de verdad que tiene el mundo habiendo habido tantas enseñanzas de error. Afortunadamente hay un mensaje de parte de Dios que puede con razón ser llamado: I. Palabra fiel. — Expónganse los motivos que tenemos para creer en la fidelidad de la Sagrada Escritura, como son su enseñanza inigualable, profecías cumplidas, fidelidad y pertinacia de los primeros propagadores del Cristianismo, etc. II. Digna de ser recibida de todos. — Puntualícese la necesidad que todos los hombres tienen de salvación y, por tanto, de hacer caso del llamamiento de Dios. (Resístase la inclinación que pueda sentir el predicador novato a explicar en este segundo punto el plan de salvación, pues esto ha de venir después. Hasta aquí no hay que hablar más que de la veracidad y necesidad del mensaje.) Pásese luego al tercer punto diciendo: ¿En qué consiste tan gloriosa noticia que todo hombre necesita conocer? III. Que Cristo Jesús vino al mundo. — Cristo significa "ungido", elegido de Dios para una misión especial. Jesús significa "Salvador". Háblese de las repetidas promesas que Dios hizo de enviar a un Ser de tal naturaleza a través de los tiempos desde que el primer hombre pecó. (Resista también aquí la tentación de explicar cómo Cristo nos salva, reservándose para el punto que sigue.) IV. Para salvar a los pecadores. — Su venida habría sido de poco provecho a la Humanidad si no hubiera llegado a realizar el objeto de ella, si se hubiera limitado a ser un Maestro y no llegara a efectuar la salvación por su muerte redentora. Ilústrese con alguna anécdota de alguien que se haya sacrificado por un prójimo. V. De los cuales yo soy el primero. — Esta confesión de parte de cada hombre es indispensable para poder recibir el beneficio inmenso de este glorioso mensaje de indulto. Diga a los oyentes, personalizando ya el asunto: "Quizá no seas el más grande pecador del mundo, pero eres el primero, por cuanto ninguno hay más cercano y que te interese tanto salvar como tu propia alma inmortal." Nótese el orden lógico de este texto, que empieza con un preámbulo acreditando la certeza de la fe cristiana y termina con una aplicación personal. ejemplo 2º. LOS PRIVILEGIOS DEL REBAÑO DE CRISTO Introducción. — Referirse a la adecuada figura del Pastor que con frecuencia ocurre en la Biblia. I. "Mis ovejas oyen mi voz". — Explíquese quiénes son tales ovejas. II. "Yo las conozcan". — El privilegio y la responsabilidad que implica la omnisciencia de Cristo. III. "Y me siguen". — Defínase lo que significa seguir a Cristo, imitarlo, obedecerle, etc. IV. "Yo les doy vida eterna". — Considérese la grandeza de esta promesa. V. "Y no perecerán para siempre". — Una seguridad preciosa de la que no debemos abusar. VI. "Ni nadie las arrebatará de mi mano". — Hágase observar la seguridad y consuelo que esta frase del Salvador ofrece en horas de tentación. No deben ser tratados en forma expositiva simple sino aquellos textos que contienen en sí mismos un orden lógico y progresivo, es decir, que van de lo general a lo particular y de lo menos importante a lo más apremiante. Obsérvese este mismo orden en Juan 3:16 y Lu­cas 19:10. 2.- Sistema textual: Puede añadirse fuerza a las ideas del texto si se concreta en una frase que las defina de un modo sugestivo, es decir, formulando una especie de tema para cada parte del texto. ejemplo 3º. LA PROMESA DEL LADRÓN ARREPENTIDO Lucas 23:43 I. Seguridad preciosa. — "De cierto, de cierto te digo". II. Invitación admirable. — "Estarás en el Paraíso". III. Compañía gratísima. — "Estarás conmigo". IV. Promesa sin dilación. — "Estarás hoy". En este método se da prominencia más bien al pensamiento que a las palabras del texto, y no hay tanto peligro de que se siga tan solamente un tratamiento verbal del mismo, es decir, una mera repetición de lo que el texto dice: porque estos epígrafes analíticos sugieren al predicador nuevas ideas. ejemplo 4º. UNA INVITACIÓN EVANGÉLICA Isaías 45:22. I. Un medio fácil. — "Mirad". II. Un objeto divino. — "A Mí". III. Una invitación amplia. — "Todos los términos de la tierra". Veamos otro bosquejo en forma analítica sobre uno de los temas expuestos anteriormente, con un poco de desarrollo por medio de subdivisiones: 3.- Sistema Expositivo: El sistema analítico se emplea con gran provecho en textos largos, o sea, porciones formadas por va­rios versículos, de los cuales se toma, no cada palabra o frase para exponerla a considerarla, sino las que convienen al plan general del sermón según el tema bajo el cual se comenta. Esta clase de sermones se llaman expositivos, y aunque trataremos de ellos ampliamente en otros capítulos, damos aquí estos ejemplos para mostrar cómo se aplica a ellos el método analítico la inversión de términos. No es posible la formulación homilética de sermones expositivos si no es por el método analítico, ya que se trata de pensamientos disemi­nados en un largo pasaje y no de un solo texto que se divide en partes. Por esta razón, sin las frases analíticas que relacionan sus partes con el tema, no tendrían sentido las frases escriturales que se escogen para comentar. ejemplo 8º. LA RELIGIÓN GENUINA Ezequiel 31:19-21 I.Su autor. — "Yo Jehová". II.El cambio que produce. — "Corazón y espíritu nuevos". III.La obediencia que demanda. — "Para que anden y guarden". IV.La bendición que da. — "Serán mi pueblo". ejemplo 9º. DIOS, EL TODO EN LA VIDA DEL CREYENTE Salmo 73:24-26 I.Su guía en la vida (vers. 24 a). II.Su sostén en la muerte (vers. 24 b). III.Su porción para siempre (vers. 26). Nótese cómo en el primer bosquejo todo el desarrollo giró alrededor de la palabra religión y en el segundo en la persona de Dios. Esta es la ventaja de tener un tema que une y da cohesión al sermón. En ambas porciones bíblicas hay muchas más palabras y frases interesantes que tientan al expositor a comentarlas, pero para que el discurso siga un plan deben tomarse solamente aquellas que tienen relación con el tema y desarrollarlas con la suficiente extensión para que el conjunto forme el sermón interesante y edificante que deseamos dar a nuestros oyentes. En el desarrollo del ejemplo 9 aparece dentro del texto bíblico el vers. 25, el cual puede ser citado, y hasta comentado, durante el desarrollo del vers. 26, explicando que a veces, con motivo de las tribulaciones con las cuales Dios prueba a sus hijos, el creyente es tentado a sentirse solo, abandonado de la Providencia y llevado a pronunciar con ironía y amargura la pregunta del versículo 25; pero, basado en la gloriosa esperanza del vers. 24, se cambia la amargura en confianza, hasta poder llegar a decir en un sentido ponderativo, no con signos interro­gantes sino de admiración, la pregunta "¡A quién tengo yo en los Cielos!" Este cambio del interrogante al admirativo puede estar basado en el poder y sabiduría de Dios que observamos en la Naturaleza, o en las promesas de la Biblia, y también en ambas cosas. Para ello podemos presentar a los oyentes ejemplos científicos o citas bíblicas. Pero en este comentario el vers. 25 debe entrar, no en el orden en que lo hallamos en la Biblia, sino como un desarrollo del vers. 26; o sea, después de haber explicado la primera parte del texto que dice: "Mi carne y mi corazón desfallecen", para terminar con el clímax optimista "Mi porción es Dios para siempre". Esto es: tanto en los días malos como en los días buenos. Si tratáramos de explicar el 25 antes del 26, re­sultaría una regresión de pensamiento el tener que decir: "Mi carne y mi corazón desfallecen", después de haber declarado: "Fuera de Ti nada deseo en la tierra." Pero el esqueleto del sermón, basado en su título "Dios, el todo en la vida del creyente", nos ayuda a rectificar el vaivén de contrastes propio de la poesía hebrea, para construir un mensaje escalonado, que empieza por la guía divina que comenzamos a recibir desde nuestra infancia, y termina en una preciosa seguridad para todo tiempo y circunstancia. Vamos a poner el ejemplo de un texto tratado en las tres formas que venimos explicando: SUBDIVISIONES DEL SERMÓN: Concretando lo dicho en los capítulos anteriores, podemos definir la gestación de un sermón en la siguiente forma: 1. El predicador recibe la inspiración del asunto sobre el cual ha de hablar como un mensaje especial de Dios para sus oyentes; como respuesta a sus continuas oraciones pidiendo a Dios la inspiración de mensajes apropiados a las necesidades espirituales de su público. 2. Encuentra el texto adecuado que define el mensaje. (A veces la inspiración del mensaje viene con el texto, sobre todo si el predicador es un asiduo lector de la Palabra de Dios.) En otros casos querrá predicar sobre una doctrina bíblica y usará, no uno, sino muchos textos en su apoyo, escogiendo como texto del sermón el que me­jor defina el mensaje o doctrina que desea exponer. 3. Concentrará el mensaje en una frase corta que se llama tema. 4. Lo definirá en varias proposiciones o divisiones principales, ya sea usando las palabras o frases más prominentes del texto (sermón textual ilativo), o siguiendo un plan lógico formulado en su mente acerca de los pensamientos que el texto le sugiere (sermón textual-tópico), o bien formará un plan que no tiene nada que ver con las palabras del texto sino con algún mensaje o doctrina bíblica, para el cual el texto le sirve solamente de introducción (sermón tópico). 5. Escribirá una introducción que despierte la atención y el deseo de los oyentes para escuchar el desarrollo del mensaje. Acerca de esta parte breve pero importantísima del sermón hablamos en un capítulo especial. Hasta aquí tiene formulado el plan o esqueleto del sermón. Aunque el esqueleto es el armazón o apoyo del cuerpo, no constituye el cuerpo en sí, necesita la carne y los órganos que lo completen. Así el sermón con sólo sus divisiones principales no conseguiría el objeto de salvación o edificación de los oyentes. Algunos de los mismos puntos principales no serían ni siquiera comprendidos por los oyentes si no fueran acompañados de una explicación. El estudiante habrá notado cómo algunos de los bosquejos que dimos en el capítulo I, que se refiere a las diversas formas de sermón textual, los acom­pañamos de subdivisiones para hacerlos más comprensivos, mientras otros más claros o simples los dejamos en esqueleto, sin dar de ellos más que las divisiones principales. El objeto de las subdivisiones es ampliar el sentido de las divisiones principales para que el pensamiento sea más claro y detallado. Por lo tanto, las subdivisiones deben ser únicamente el desarrollo de la división principal sin salirse de ella y, sobre todo, sin tratar de explicar lo que ha de exponerse más tarde en alguna otra división. Tomando el bosquejo que hemos tenido en el ca­pítulo I, página 20, podremos desarrollarlo en esta forma: ejemplo 1º Tema: LLAMAMIENTO EFICAZ Mateo 9:9 Introducción. — Explicar la historia de Mateo de un modo vivo y dramático. Haciendo énfasis en la prontitud con que Mateo siguió a Cristo. Puntualícese lo que dijimos en la introducción del anterior bosquejo: que una sola palabra bastó para cambiar la vida de este hombre, pero: I. ¿Quién es el que hace el llamamiento? 1. El Hijo de Dios venido como hombre a la tierra. 2. El amante Salvador que desea salvar a todos. 3. El Divino Maestro. 4. El que sabe lo que hay en el hombre. 5. El que tiene toda autoridad para invitar y aun mandar. II. ¿A quién dirige esta exhortación? 1.A un hombre avaro y entrometido en nego­cios mundanos. 2.A uno despreciado de todo el mundo por su carácter y conducta. 3.A uno a quien el dinero no había podido satisfacer. Aplicación: ¿No hay muchos así hoy día y entre los oyentes? III. ¿Qué significa seguir a Cristo? 1. Seguir su instrucción, sus enseñanzas. 2. Imitar sus prácticas: oración, asistencia al culto, caridad, etc. 3. Acompañarle en sus sentimientos y propó­sitos. 4. Dejar la compañía que no sigue a Jesús. 5. Dejar la ocupación que, por no corresponder con el carácter o métodos de Cristo, no puede ejercerse siguiendo a Jesús. Aplicación: A las posibles circunstancias de los oyentes (sin entrar en detalles que pu­dieran tener un carácter personal para alguno de los asistentes, lo que sería fatalmente erróneo y contraproducente. Dejemos al Espíritu Santo aplicar la Palabra). IV. Resultados de seguir a Cristo. 1. Cambio total de vida. No se avergonzó de seguir al Señor. 2. Procuró que otros tuviesen contacto con Cristo. 3. Generosidad. "Convidó a muchos". 4. Recibió uno de los más altos cargos que Cristo podía dar a los mortales, el ser apóstol. 5. Ha sido un medio de bendición por medio de su Evangelio no sólo a sus contemporáneos, sino a todas las generaciones de creyentes. Conclusión. — ¿No quieres seguir a Cristo hoy y servirle como Mateo para gozar de sus beneficios y ser bendición a muchos? Las subdivisiones de los dos primeros puntos prin­cipales tienen que ver con la historia de Mateo y no requieren aplicación especial a los oyentes; sin em­bargo, al desarrollar las subdivisiones del primero, el predicador debe pensar en las almas que necesitan un Salvador, al igual que lo necesitó Mateo, y debe hablar con entusiasmo y convicción, aunque lo hará solamente refiriéndose a Mateo, sin hacer invitacio­nes especiales a los oyentes, pues tales invitaciones sólo en casos excepcionales pueden hacerse en el primer punto del sermón. Sin embargo, debe contar la historia de Mateo, pensando en la impresión que hará en el ánimo de los oyentes inconversos lo que está describiendo como de paso, acerca del amor y deseo del Señor Jesucristo de salvar a los pecadores. Al terminar el desarrollo de las cuatro subdivisiones del punto segundo puede hacerse una aplica­ción personal, diciendo: ¿No te hallas satisfecho y feliz? Cristo te invita, etc. En el tercer punto casi olvidamos a Mateo, pero no nos apartamos del temía, porque, sin duda, Mateo haría todas estas cosas, sobre todo la 5.a, que está bien declarada en la narración evangélica. En las cinco subdivisiones del punto cuarto puede observarse una clara gradación que nos permite terminar hablando de la recompensa que Cristo otorga a los que le siguen. Las subdivisiones deben, pues: 1. Explicar lo que no sea bien claro en la división principal. 2. Demostrar y probar que lo afirmado en la división principal es la verdad. Algunas veces las subdivisiones son respuestas a las preguntas de las divisiones principales, cuando el método de preguntas ha sido usado al hacer el plan general del sermón.

jueves, 7 de enero de 2016

NEGARSE A SÍ MISMO.

NUESTRO PAN DIARIO jueves , 07 de enero 2016 “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. Lucas 9:23. La mayoría de nosotros queremos escuchar mensajes que nos recuerden las promesas de Dios para nuestra vida, queremos escuchar o leer mensajes en donde nos recuerden que Dios está con nosotros y en donde nos aumenten la fe para seguir creyendo en lo que Dios hará en nuestra vida, pero pocos reflexionan sobre lo que Dios quiere que nosotros hagamos. A veces quisiéramos que todo fuera tan fácil, queremos aprovecharnos de un Dios Todopoderoso para tratar de hacer que Él siempre sea el único que trabaje a favor de nuestras vidas y sin duda Dios en su grande misericordia y gracia hace cosas que ni merecemos, pero que por amor a nosotros las hace. Al leer el pasaje que leímos al inicio se me viene a la mente que muchos de nosotros no queremos cumplir lo que el mismo Señor Jesús nos estaba recomendando, el decía: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. Al leer esas frases y reflexionar en ellas no encuentro ninguna palabra que él dijera que todo eso iba a ser fácil, al contrario, noto que nos está pidiendo cosas que a lo mejor no estamos dispuestos a hacer, pero que si queremos seguirlo tenemos que hacer. ¿Quién quiere negarse a sí mismo?, si nos es difícil negarnos a otros, ¿Cómo no nos será difícil negarnos a nosotros mismos?, Negarnos a nosotros mismos tiene que ver con dejar de hacer lo que queremos o sentimos hacer, para comenzar a hacer lo que Dios quiere que haga. Y es que esto tiene que ver con nuestro diario vivir, cada día enfrentaremos situaciones en donde por alguna razón vamos a querer hacer lo que sentimos o queremos hacer, pero hay cosas que sabemos que no debemos hacer porque ofenden a Dios, y es allí en donde esa frase se tendría que hacer vida en nosotros, el “NEGARNOS A NOSOTROS MISMOS”. Y es que negarnos a nosotros mismos es parte del verdadero evangelio, es parte fundamental de una vida que está siendo transformada por Dios, esto es algo que nos corresponde a nosotros, es UNA DECISIÓN que solo nosotros podemos tomar y que Dios no va a obligarnos a cumplir. Y esto es lo lindo de esta parte, que Dios no me va a obligar a negarme a mí mismo, sino que esa acción solo puede nacer de un corazón que ama a Dios y que está dispuesto a dejar de hacer lo que quiere, por comenzar a hacer lo que Dios quiere. ¿Estás dispuesto a negarte a ti mismo?, ¿Estás dispuesto a renunciar a lo que tu naturaleza pecaminosa te pide para comenzar a hacer lo que tu nueva naturaleza espiritual y renovada te motiva a hacer?, si es así, entonces ¡Felicidades! Estás entendiendo el mensaje que Jesús te quería transmitir a través de esas frases hermosas pero difíciles de cumplir. Jesús también dijo: “Tome su cruz cada día”, vaya, ¡Que sincero era Jesús!, él lo dijo exactamente: “Tome su cruz” que no tiene que ver con ninguna comodidad, pues la cruz lo menos que provoca es comodidad, al contrario es difícil, duro, costoso, pero con un final maravilloso. Y lo más sincero que Jesús pudo decir al finalizar esta frase: “cada día”, ósea que esto no es cuestión de un día, de una semana o de cada cierto tiempo, esto es una cuestión diaria, una vida diaria recordando lo que significa seguirlo. Negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz cada día tendría que ser nuestro pensamiento cada día de nuestra existencia, cada mañana al levantarnos deberíamos recordar que ahora ya no vivimos para nosotros, ahora vivimos para Él, el Apóstol Pablo lo entendió y por eso dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” Gálatas 2:20. Qué lindo fuera que cada uno de nosotros recordara cada día estas hermosas frases de Jesús, esa invitación a seguirlo que tiene como requisitos: Negarnos a nosotros mismos y tomar su cruz cada día. Yo sé que muchos anhelan que Dios haga cosas hermosas y maravillosas en sus vidas, pero recordemos que también nosotros le debemos a Él una vida entregada y dispuesta a agradarlo. No seamos egoístas en nuestra manera de pensar, sino que vivamos nuestro día a día recordando que Jesús nos pidió que nos negáramos a nosotros mismos y a que tomáramos la cruz cada día, pero la pregunta es: ¿Estás haciéndolo? ó por lo menos: ¿Estás dispuesto a comenzarlo a hacer? Si bien es cierto que Dios hará cosas hermosas en nuestra vida, nos ayudará en nuestros momentos de crisis o desiertos, también recordemos que parte de nuestro agradecimiento a Él tiene que ver con vivir una vida que realmente le agrade, vivir una vida que denote realmente que estamos comprometidos con Él en toda nuestra manera de pensar y vivir. La vida cristiana no será un camino de rosas, será duro en muchas ocasiones, enfrentaremos momentos en donde nuestra fe va a tambalear, tendremos que hacer lo que no queremos hacer y todo por amor a Dios, eso es negarnos a nosotros mismos, dejar de hacer lo que queremos para comenzar a hacer lo que Él quiere. pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-

miércoles, 6 de enero de 2016

INICIO DE AÑO

NUESTRO PAN DIARIO miércoles, 06 enero 2016 “….pero confiad, yo he vencido al mundo” Juan 16: 33. Cada inicio de año viene con sus respectivos retos, metas, propósitos, como tu le quieras llamar, creo que todos nos proponemos cosas que alcanzar al iniciar cada año es por eso que te hago una pregunta en esta hora: ¿Cuál es tu reto? No me vayas a decir que aun no te has trazado retos, metas o objetivos para este año, porque si es así, es momento de que te los pongas. Hay gente con mente de derrota que no se ponen retos por miedo a no cumplirlos. Una de las cosas que necesitamos en este año vencer es el miedo, la duda o el temor, cada una de ellas no ayudan a nada, al contrario son las que nos evitan alcanzar nuestros objetivos. En el camino de este año encontrarás muchos obstáculos que querrán evitar alcanzar tus metas, Jesús dijo: “porque es necesario que vengan tropiezos..” (Mateo 18:7) pero tienes que entender, que de TODOS ellos te librara el Señor. Posiblemente una de tus retos este año, será terminar tu año de estudio con las mejores notas, quizá sea encontrar un buen trabajo, a lo mejor tu reto será servirle más y mejor al Señor, para otros quizá será ganarse a su familia para Cristo y así podemos citar una enorme cantidad de retos que pueden haber, pero ahora viene la pregunta más importante de todo esto: ¿Qué harás para lograr alcanzar tu reto? Está claro que si me siento a esperar que mis retos se cumplan ellos solos, pasara todo este año sin ver resultados, es por ello que te motivó a que te movilices para lograr alcanzar tu reto, no esperes que mientras estas sentado cómodamente todo llegara a ti, es necesario luchar por lo que quieres. Para ellos te invito a que este año sea un año en donde tu relación personal con el Señor se fortalezca, puesto que esto será muy importante para que puedas alcanzar todo reto que te propongas, tienes que cultivar en ti una vida diaria de oración y de lectura de la Palabra de Dios, para que tu espíritu se fortalezca y cuando venga el enemigo a quererte desanimar de tu objetivo, tu puedas mantenerte firme frente a cualquier ataque. También te motivó a que le sirvas al Señor, a que te encargues de las cosas del Señor, pues si tu te encargas de sus cosas, El se encargara de las tuyas. No hay mejor manera de conseguir el favor de Dios, que siéndole fiel en lo poco y cuidando de agradarle en TODO. Metete a servir al Señor en todas las áreas que Dios te llame, nunca digas NO en este año, mientras tu tiempo te permita servirle, hazlo, porque encontrarás mucha bendición y eso te ayudara a poder alcanzar todas tus metas. Ayuda a otros, recuerda que el evangelio que cuenta es el práctico y no sólo el teórico. Cuando un verdadero cristiano entiende esto su vida gira completamente, jamás vuelve a ser el mismo, porque entiende que el evangelio es práctico y no solo teórico. Esto te ayudara a conectarte mas al corazón de Dios y poder conocerlo mejor, eso te servirá para lograr tus objetivos. Y lo más importante de todo NO TE DESANIMES, insiste, no te rindas, aun cuando las fuerzas estén por acabarse, saca fuerzas de donde no las hay, ve rumbo a tu objetivo, puesto que algo que te ayudará a lograr tus retos será la PERSISTENCIA, nunca digas no puedo, porque eso en el lenguaje de Dios, NO EXISTE. Amigo mío, te digo que lograras cada uno de tus retos si tomas en cuenta los anteriores consejos, tu eres especial tesoro para Dios y como tal El quiere bendecirte y una forma fácil que Dios te bendiga es siendo obediente a su Palabra. Cada uno de los retos que te propongas en este año, tienen que estar fundados en Cristo Jesús Señor Nuestro. pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-

martes, 5 de enero de 2016

NUESTRO PAN DIARIO martes, 05 de enero 2016 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos. 2º Corintios 6:14-7:1 ¿Para qué sirve un yugo? Sirve para que los dos bueyes puedan arar el campo creando surcos profundos y en línea recta para poder sembrar la semilla, si no lo hacen bien, la semilla no crecerá. Ahora bien, imagina que el buey fuerte está en yugo con otro animal diferente, un perro o una oveja, incluso un asno ¿qué pasaría? Sería imposible hacer los surcos rectos y profundos. Los animales irían cada uno a un ritmo diferente, y la fuerza no estaría equilibrada. A nadie se le ocurriría poner un yugo con animales diferentes. La lógica cae por su propio peso. Ya en el Antiguo Testamento Dios mandó “No ararás con buey y asno juntos” (Deuteronomio 22:10). Aunque es literal, ya apuntaba a un principio espiritual. Qué significa el yugo desigual con los incrédulos Si el ejemplo anterior con los animales es claro, de igual manera la unión del creyente con el incrédulo es imposible. Es como poner el yugo entre un buey y una oveja. Por naturaleza son completamente diferentes, de igual modo el creyente tiene una naturaleza nueva que es incompatible con el incrédulo. Toda relación que conlleve un compromiso profundo con un incrédulo te traerá problemas. Veamos a qué tipo de relaciones se refiere: 1) En primer lugar el yugo desigual se refiere a una relación espiritual, no podemos unirnos a nadie espiritualmente que no sea un verdadero creyente. Todas las preguntas que aparecen en los versículos siguientes, nos muestra que no puede hacer lugar en nuestro corazón para Dios y los ídolos a la vez. Si somos verdaderos creyentes no podemos tener relaciones de amistad con incrédulos. Sabemos que detrás de todo ídolo hay un demonio (1º Corintios 10:20), por lo tanto ¿qué concordia hay entre Cristo y Belial? Los creyentes buscan la justicia y el incrédulo la injusticia, el creyente está en la luz del evangelio, es luz en el mundo, el incrédulo por naturaleza está en tinieblas. Todas estas preguntas retóricas son en sí mismas contradictorias. 2) Otro yugo desigual sería el matrimonio de un creyente con un incrédulo, porque que mayor yugo de relación hay entre las personas, que la relación matrimonial. Como un creyente que dice que Dios es lo más importante en su vida y no puede compartir su fe con su esposo o esposa. No pueden entenderse espiritualmente, no van en la misma dirección. Cuando surjan problemas ¿qué van a hacer? Hay muchos jóvenes creyentes que se lanzan en una relación de noviazgo y luego matrimonio alegando que es una persona respetuosa muy buena, incluso mejor que muchos de los llamados creyentes; algunos dicen que como no hay jóvenes creyentes tienen que salir con un incrédulo, etc. Las excusas son muchas y variadas, pero al final la mayoría de los casos acaban que la parte creyente es atraída y apartada por el incrédulo, o el matrimonio se vuelve un infierno, con todas sus consecuencias. Es una desobediencia a Dios, se está dejando de lado este mandamiento. Sé que son temas muy delicados y que tienen que ver con el corazón y los sentimientos pero, tenemos que aconsejar y advertir de los principios y mandatos de la Palabra de Dios con misericordia, y no nuestras propias ideas. La Biblia prohíbe casamientos mixtos, pero ¿por qué? Precisamente por las razones que los versículos siguientes nos dan. No puede haber unión entre el espíritu vivo del creyente con el espíritu muerto del incrédulo: “¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? (v.14-15). 3) Una pregunta muy común es si este versículo puede aplicarse a un creyente haciendo negocios con un incrédulo. Según estos versículos, hay una gran diferencia entre los métodos, objetivos, actitudes etc. que tiene un creyente con el incrédulo. Por lo tanto tienen que preguntarte antes de comprometerte y embarcarte en negocios con alguien, si tenéis estos mismos maneras y formas de llevar el negocio. ¿Mentiras, intentarán eludir el pago de los impuestos, pagarás bien a tus empleados…? La lista sería enorme, por lo tanto, sería muy difícil llevar un negocio honradamente con un incrédulo, es mucho más fácil ser influenciado que influir. Eso es unirse en yugo desigual con un incrédulo. Otra cosa es trabajar en una empresa con inconversos, porque si no, tendríamos que salir del mundo, y somos llamados a no ser como el mundo pero sí estar en el mundo. Sé que la línea es muy fina en cuándo una relación puede convertirse en yugo desigual, pero cada uno delante de Dios en oración y buscando consejo de creyentes sabios y maduros, tiene que distinguir si la relación en la que se va a meter implica yugo desigual. Dios nos da los principios y nosotros tenemos que aplicarlos en cada circunstancia. Dos mundos diferentes Cundo leemos este pasaje Pablo identifica claramente dos mundos diferentes, dos esferas, dos reinos, dos dimensiones de la vida, y las dos son totalmente opuestas e incompatibles. Esos dos mundos son tan diferentes, uno es terrenal, otro celestial, uno de justicia, otro de injusticia, uno de luz, otro de tinieblas, uno está con Cristo, el otro con el diablo (que es lo que significa Belial; por cierto solamente mencionado aquí en toda la Biblia). No tienen nada en común. Pablo exhorta a los corintios a no estar en los dos mundos tan distintos, porque algunos querían tener un pie en cada uno de esos mundos, pero es imposible estar en los dos. En 2º Corintios 5:17, nos dice que “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. El creyente ha pasado de un reino al otro, ya no es la misma persona que antes. Ha pasado de la injusticia a la justicia, de las tinieblas a la luz, del diablo a Cristo, de los ídolos al Dios vivo. Por lo tanto ¿hasta dónde puede un creyente andar con los incrédulos? ¿No tenemos que dar testimonio y evangelizar? ¿Cómo lo vamos a hacer si no estamos con ellos y si no nos mezclamos con ellos? ¿Dónde ponemos los límites? Bien, los versículos 17 y 18 nos da alguna luz en este sentido, además de lo que hemos visto anteriormente. Dios no quiere que andemos en yugo desigual con lo inmundo, lo pecaminoso. Por lo tanto no hay una lista de esta relación sí y esta no, aunque ya hemos explicado en algunos casos más claros lo que significa el yugo desigual. Entonces, antes de entrar en cualquier relación íntima con alguien, mira las consecuencias que te traerá, hazte preguntas, y con oración y consejo, tendrás más certeza de que tu decisión es correcta. Dios hace un llamamiento a salir de en medio de lo inmundo y lo pecaminoso. Toda relación que nos lleve a pecar o a alejarnos de Dios no debemos permitirla en nuestras vidas. Con quién estás, dónde vas, lo que haces, tus conversaciones, etc. son de testimonio a los demás, no uses tu libertad en Cristo para pecar, sino para acercarte más a Dios y obedecerle. Llega hasta donde tengas que llegar con un incrédulo, mientras tu testimonio, tu relación con Dios no se vea afectada, donde no te implique el pecar. Consecuencia Dios nos promete ser nuestro Padre y nos acepta como a hijos e hijas (v.18). Es la relación más íntima que puede tener Dios con nosotros, y qué privilegio el ser tratados y amados como a sus hijos. Por lo tanto, y en consecuencia de todo lo anteriormente dicho en el pasaje, Pablo nos llama y nos exhorta a responder a Dios por todo lo que ha hecho en nosotros, diciéndonos: “…limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2º Corintios 7:1). Esta limpieza es a través de la sangre de Cristo, si nos arrepentimos de nuestros pecados Él es fiel de limpiarnos y perdonarnos (1 Juan 1:9). Aun siendo creyentes seguimos pecando y seguimos necesitando esa limpieza de Cristo en nuestras vidas. ¿De qué nos tenemos que limpiar? Todo lo que contamina nuestra carne, cuerpo, toda relación inmoral; y nuestro espíritu, toda relación que sea idólatra en nuestro corazón. Y haciendo esto con la ayuda del Espíritu en nosotros, perfeccionamos la santidad. Ya somos santos por la obra de Cristo en nosotros, pero aún tenemos que seguir santificandonos antes de llegar a la gloria. La santificación es una obra que durará toda la vida en nosotros mientras estemos aquí en este mundo. Y debemos perfeccionar nuestra santidad en el temor de Dios. ¿Qué significa esto? En el temor de Dios es tomando a Dios y a su Palabra en serio, aplicar y obedecer la Palabra de Dios en cada área de nuestras vidas. Conclusión y aplicación Dios nos da este mandato de no unirnos en yugo desigual con los incrédulos porque lo que quiere es que nos limpiemos de todo pecado e inmundicia, quiere un pueblo santo en carne y espíritu. Como ese es su objetivo para el creyente, no podemos llevarlo a cabo si estamos en relaciones que sean yugo desigual con el incrédulo, porque somos de distinta naturaleza y es imposible que el incrédulo nos ayude a ser más santos. ¿Vemos claro el objetivo de Dios? Su voluntad es nuestra santificación. Busca relaciones buenas y sanas con los incrédulos pero, pon el límite aplicando los principios que Dios nos da. La mejor manera de que perfecciones tu santidad es uniéndote en relaciones profundas y espirituales con los verdaderos creyentes, que te animen en tu relación con el Señor. pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-

lunes, 4 de enero de 2016

NO TODO CONVIENE.

NUESTRO PAN DIARIO lunes, 04 de enero 2016 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. 1ª Corintios 6: 12. Dios nos ha dado libre albedrío, nosotros somos libres de elegir, de tomar decisiones, pero la palabra de Dios nos advierte que no todo nos conviene, debemos tener cuidado y poner mucha atención sobre esas cosas que nosotros mismos sabemos que nos hacen daño, que no nos edifican que no nos convienen para no dejarnos dominar de ellas, no dejarnos influenciar, no dejarnos llevar pues eso afectará nuestra vida de manera negativa y luego lo único que quedan son los lamentos que sinceramente no sirven para nada cuando uno mismo lo pudo haber evitado. ¿Qué es eso que en estos momentos no te conviene? ¿Será una amistad? ¿Será alguna circunstancia en la que te encuentras? Piensa y medita. Sé que es difícil dejar eso que no nos conviene, pero lo importante es tomar la decisión de dejar eso, ser valiente y tomar la determinación de dejarlo por muy tentador que esto parezca, o por muy bueno que eso te parezca, pues hay cosas que pensamos que no son malas pero que al final nos traerán problemas. Recuerda lo que dice Proverbios 16:25 “Hay caminos que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte” Tú decides. pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-

viernes, 1 de enero de 2016

Mensaje de Fin de Año.

NUESTRO PAN DIARIO viernes, 01 de enero 2016 Mensaje entregado a noche. En nuestro Templo Matriz: Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila. Salmos 103:1-5 No podemos hablar de iniciar bien un año, si el que terminó concluyo mal. Examinemos algunas maneras de terminar bien el año: 1. CON RECONOCIMIENTO. Es vital que reconozcamos que por la misericordia de Dios tenemos lo que tenemos, sabemos lo que sabemos y somos lo que somos. David en el Salmo 103 reconoce y resalta todo lo que Dios le ha dado. El dice, no olvides esto significa que reconocer y recordar en todo momento los beneficios recibidos del Señor. Mucha gente está como está porque ha olvidado lo que Dios hizo por ella. 2. CON AGRADECIMIENTO. El Salmo 103 es un monólogo, escrito por David. El está hablando consigo mismo y exhortándose a bendecir a Dios con todo el corazón. David: Agradece por los beneficios (vs. 2) Agradece por el perdón. (vs. 3) Agradece por la sanidad. (vs. 3) Agradece por la protección. (vs. 4) Agradece por los favores. (vs. 4) Agradece por las misericordias. (vs. 4) Agradece por las fuerzas y la energía. (vs. 5) Creo que una de las razones por las que Dios dijo que David tenía un corazón conforme al suyo fue porque era hombre agradecido. Mucha gente hoy en día vive amargada, resentida y enferma por que no es agradecida. Solo ponen la mirada en los problemas por eso no alaban, ni agradecen. Aprendamos a ser agradecidos. CONCLUSIÓN: Te animo a que este año lo termines con Reconocimiento y con Agradecimiento. Y con Nuestra Presencia esta noche en esta que es CASA DE DIOS Y PUERTA. Demostramos Nuestra Gratitud hacia Nuestro Buen Dios y Solicito al Señor que Sus Bendiciones en este Año que comienza sean Derramadas en todos los Presentes. Si esto hacemos fortaleceremos nuestra vida y las que nos rodean. ¡DIOS LES BENDIGA Y FELIZ AÑO PARA TODOS USTEDES! pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-