Jesús oró cuando recibió su bautismo en el río Jordán, Lucas 3:21. La construcción gramatical griega indica que la oración siguió a su bautismo. No se revela por qué cosas Jesús oraba. Pero no creo equivocarme al pensar que en ese momento de crisis cuando él se encontraba próximo a entrar en su ministerio público como el Mesías, él oraba por el cumplimiento de las profecías concernientes a su unción. Isaías 11:2-3; 61:1-3.
Después de la experiencia cumbre de la unción del Espíritu, Jesús se enfrentó, por mandato directo del Espíritu (Mateo 4:1-2; Marcos 1:12) con la nueva crisis de la tentación satánica. Aunque no se dice expresamente que Jesús oró en este momento, sí podemos afirmar que ayunó. La oración y el ayuno están tan vinculados entre sí como ejercicio espiritual, que no hay dudas de que Jesús también oró en esta ocasión. Sin oración, los cuarenta días de ayuno no hubieran tenido objeto y sólo le hubieran debilitado físicamente para este conflicto espiritual. El propósito de esta oración fue incuestionamente para fortalecerle contra las pruebas agudas y rigurosas del maligno.
Hubo un período en la vida de nuestro Señor, cuando él se hizo inmensamente popular. Marcos 1:35-37; Lucas 5:15-16. Fue en ese tiempo que él realizó muchos milagros, y la gente se amontonaba alrededor de él, y muchos deseaban hacerle su rey. Si como creemos, sus tentaciones fueron como las nuestras, ésta debe de haber sido una época crítica. Cuando la popularidad aumenta, puede ser ruinosa, si no está equilibrada con un sentido de una mayor dependencia en Dios. Tal vez Jesús agotado por las multitudes, se retirara por un tiempo a buscar el rostro de su Padre, para guardar la perspectiva y visión claras delante de él. En esta ocasión se retiró mucho antes de la salida del sol a un lugar solitario, para un período de comunión con el Padre.
La selección de los doce hombres que habrían de ser enseñados por Jesús, y que serían las piedras básicas de su iglesia, fue un asunto de la más vital importancia. Lucas 6:12-16. Es indudable que en esta ocasión el Señor Jesucristo oró buscando la dirección del Padre a través del Espíritu, para que la decisión fuera divina.
Jesús oró en la tumba de Lázaro. Juan 11:41-42. Debemos recordar que en esta oportunidad había un gran número de judíos presente (Juan 11: 31-33-36) llorando junto con María y Marta. Un gran milagro iba a ser visto, y el tipo de oración hecha por Jesús reveló su conexión con el Padre para realizar el milagro. El lenguaje usado en la oración fue también diseñado para tener efecto sobre los oyentes. La oración ungida con el Espíritu Santo, tiene un efecto positivo sobre los oyentes. (continuara)
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