martes, 27 de octubre de 2015

ECHA SOBRE JEHOVÁ TU CARGA.

NUESTRO PAN DIARIO Martes, 27 de octubre 2015 “...Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará...” (Salmos 55:22) A veces, en momentos de aflicción, hemos llegado a creer que no podremos encontrar el consuelo que nuestra alma busca. Entonces, las fuerzas se alejan de nosotros y nos sentimos caer. Muchas veces también, creemos que somos lo suficientemente capaces de lidiar con todos los problemas, y por ese vano orgullo, nos llevamos a hombros pesadas cargas de pena, dolor, culpa, rencor, incomprensión, que nos obligan a andar desalentados, desorientados, cansados, sedientos. Lo que nos falta en esos momentos, es esta palabra de vida, que fluye como manantial ante nuestros ojos. Es la certeza de David, expresada en sus Salmos, que nos recuerda que nuestro padre celestial está aquí y ahora, siempre, presente en todo momento, ofreciendo su asistencia espiritual, buscando alivianar el peso de nuestro tormento, y convidándonos de su palabra, la fuente de vida para nuestra alma sedienta de paz. Este amor divino solo busca un corazón entregado en fe. A la verdad, este sustento espiritual solo se reconoce en la certeza de creer, en la confianza plena de aceptar de corazón que Jehová es nuestro padre, nuestro creador, y como tal, Él siempre nos estará extendiendo sus manos de amor. Jehová conoce a la verdad cada una de nuestras aflicciones y sabe cuándo las fuerzas se apartan de nosotros. Pero Él espera que invoquemos su nombre, que seamos humildes en pedir y aceptar la ayuda. Porque el orgullo es realmente vanidad, y solo nos lleva a creernos capaces de todo, cuando la verdad es que no todo lo podemos hacer solos, pero de seguro, todo será más llevadero en el amor que él nos otorgue. Porque también Jesucristo, su hijo amado rogó en tiempos de aflicción. Oró pidiendo confortación en el monte de los Olivos, porque se acercaba el tiempo en el que tenía que ser crucificado. Y nuestro padre jamás lo abandonó, antes bien, le otorgó fuerzas, lo transfiguró y lo llenó de su Espíritu Santo, y lo condujo a cumplir su sacrifico por nosotros. De la misma forma, nosotros podemos rogar a Él cuando nos sentimos débiles, cuando ya nos sentimos caer, o incluso cuando nuestras rodillas ya han tocado el suelo. Porque teniendo fe, aceptando su amor y clamando su asistencia espiritual, nuestra alma podrá hallar reposo en nuestro padre amado. Oración: Dios mío, quiero poner en tus manos mis aflicciones, y quiero creer y aceptar en la promesa de amor que tienes para mí. pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-

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