sábado, 2 de mayo de 2015

AGRADECIDOS.

NUESTRO PAN DIARIO domingo. 06 de mayo 2015 Podemos estar agradecidos de la misericordia que el Señor tiene para cada uno de nosotros y él la demuestra de diferentes maneras. Así que, qué les parece si cerramos un momentito nuestros ojos y le decimos al Señor cómo está nuestro corazón, nos presentamos delante de él, reconociendo que él es nuestro Señor soberano y que reconocemos que nuestra vida depende de él. Cada una de sus respuestas, cada una de sus señales y maravillas están diseñadas con un propósito para cada uno de nosotros y él las entrega para que su nombre sea glorificado, para que su nombre sea exaltado, para que el mundo vea y que aún este Dios que predicamos algunos locos, es real y que no hay nada imposible para él. Gracias Jesús. Gracias Jesús. Gracias Señor. Gracias. Amén. Amén. Quiero darles las gracias una vez más por la oportunidad de poder estar aquí, quiero darle gracias porque creo que el Señor siempre tiene una palabra fresca para nuestra vida. Y hoy día le he puesto algún nombre a esta pequeña reflexión que el Señor me dio, y se llama “Una actitud correcta”. Y quiero invitarle a abrir su Biblia en el libro de Segunda de Crónicas, Capítulo 7, versículo 14, un pasaje muy conocido. Segundo libro de Crónicas, Capítulo 7, versículo 14. Dice así en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo: “… Si se humillare mi pueblo sobre el cual mi nombre es invocado y oraren y buscaren mi rostro, y se convirtieran de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra…” Cuál sería nuestra actitud correcta delante del Señor? Es una buena pregunta. Y es un pasaje que tiene muchas maneras de ser interpretado y de ser planteado a la iglesia. Pero yo solo quiero basarme en una de las palabras principales y más fuertes que tiene este pasaje. No solo los beneficios de lo que significa obedecer al Señor, sino que la actitud correcta para cada uno de nosotros de presentarnos delante del Señor es humillándonos. Y yo quiero que veamos un poquito acerca de lo que el Señor quiere decir con esto. En un mundo donde la humillación representa probablemente la burla descarnada para el ser humano, donde la humillación representa una actitud de desprecio, una actitud de menosprecio para el ser humano, Dios la usa como un recurso para contestar, para perdonar, para salvar y para llenar nuestras vidas de bendiciones. Cuando el mundo usa la humillación la usa para denigrarte, para hacer que te sientas indigno como ser humano. Alguno alguna vez ha pasado un tiempo de humillación en este mundo? Alguna vez hemos pasado alguna humillación y se han reído de nosotros y han querido pisotearnos y han querido largarnos de un lugar, y han querido menospreciarnos y se han burlado de cada uno de nosotros y no hay una manera de poder salir de eso con mucha dignidad. Pero cuando el Señor, Dios todopoderoso, le está pidiendo a su pueblo humillarse, es porque él quiere glorificarse en medio de sus hijos. Y yo creo que usted y yo hoy día estamos en un tiempo propicio, en un tiempo privilegiado donde Dios quiere manifestarse a través de cada uno de nosotros. Si se humillare mi pueblo… es la actitud correcta que el hombre y la mujer de Dios, y el pueblo de Dios debe tener para que su vida sea una vida próspera, para que su vida sea una vida abundante, para que su vida esté llena de bendiciones y esté llena de respuestas del Señor que van a promover que Dios sigue siendo el mismo. En este caso, el Señor nos está llamando a humillarnos, a que reconozcamos nuestra necesidad de él y que nuestra naturaleza humana se doblegue ante su poder. Saben lo que significa humillarse en el lenguaje normal? Es una necesidad de doblegar la voluntad del ser humano e(indiginificarlo). El humillarse en el diccionario español tiene que ver con una acción de menospreciar, de sujetar bajo el poder a veces involuntariamente, con fuerza, con rigor. Y no está lejos de la realidad de lo que Dios quiere hacer con nosotros. La diferencia entre lo que el mundo entiende por humillación y lo que Dios nos pide como pueblo humillado, es el resultado final, y Dios quiere bendecirnos, el mundo no nos quiere ver bendecidos, Dios quiere bendecir a un pueblo humillado. Si se humillare mi pueblo sobre el cual mi nombre es invocado. Cuántos invocan el nombre del Señor en este lugar? Cuántos declaran que el nombre del Señor es nombre por sobretodo nombre? Cuántos declaran, cuántos abren su boca para declarar alabanza al Rey de reyes y Señor de señores? Este es el pueblo que necesita humillarse cada día delante del Señor. Sabe para qué? Para que sus oraciones, para que su búsqueda de Dios tenga fruto. Nos enseñaron a que probablemente éramos independientes. Algunos a los 18 años, no esperan a tener 18 años para poder salir porque son independientes. Quieren vivir solos aunque el papá tiene que pagarle la renta del cuarto. Pero viven solos, son independientes, pero si el papá no paga el celular, no va a tener cómo comunicarse. Soy independiente, pero si el papá no le compra los tenis no tiene con qué caminar en la calle. Soy independiente. El mundo privilegia la independencia. La sociedad y el sistema privilegia la independencia. La iglesia del Señor privilegia la dependencia con su Dios. Dependemos de él. Dependemos de su gracia. Dependemos de su amor. Dependemos de su provisión. Él no solo es el proveedor, por poner un ejemplo, de él emana toda provisión, él es el que la hace, él es el que la envía, él es el que la produce, él no es el intermediario, él es el proveedor. Él no es solo un Dios de amor, él es amor. Cuando el pueblo del Señor comienza a tener esta actitud correcta de humillación comenzamos a ver grandes victorias sobre nuestra vida. La Biblia dice que todo aquel que invoca el nombre del Señor debe humillarse delante de él. Hay algunos ejemplos en la Biblia donde podemos reconocer, en Génesis, Capítulo 18, versículo 27, Abraham reconoce que es polvo y ceniza, dice, “… yo soy polvo y ceniza, qué voy a hacer yo Señor?” esto tiene que ver con la historia de Sodoma. Dios lo estaba llamando, el Dios poderoso y Abraham reconoce que no era nada frente a este Dios que lo estaba enviando. En Éxodo Capítulo 3, versículo 11, Moisés reconoce su incapacidad para que él sea el intermediario entre Dios y el faraón por su pueblo. También Moisés reconoce su incapacidad, él reconoce que Dios es más poderoso, él necesitaba, necesita humillarse delante de Dios porque él no podía hacer lo que Dios le estaba pidiendo que hiciera. En Éxodo, Capítulo 4, versículo 10, también Moisés muestra la incapacidad y se siente temeroso para cumplir lo que Dios estaba pidiendo. Hay un sentido de humillarnos. Cada uno de nosotros debe agotar todo espíritu de soberbia, todo espíritu de engrandecimiento inmerecido porque todo es por Dios, para Dios y en Dios. No hay otra cosa. Si usted tiene alguna capacidad es porque Dios lo dispuso así, para su vida, para bendecir a otros. No para que usted se jacte, no para que usted pueda mostrar que es un ser superior. Dios es superior y quiere una iglesia que aprenda a humillarse delante de él, una iglesia que reconozca sus debilidades, una iglesia que reconozca sus dificultades, una iglesia que reconozca que solo él puede sostenernos. La hermana decía, “Yo voy a ir a la iglesia, yo me voy a sostener de la mano de Jesús”, imagínense, si eso fue de una mano, y le dieron un contrato grande, se agarra de las dos manos, quién sabe qué le llega. En Primera de Samuel, Capítulo 9, versículo 21, Saúl también reconoce que su insignificancia ante Dios… Dios estaba proponiendo que Saúl fuera el rey, pero él se sentía insignificante. El reconocía en su corazón que él no era capaz si Dios no estaba con él. En Marcos, Capítulo 1, versículo 7, acerca de Juan el Bautista, Juan reconoce que el que viene después ni siquiera es digno de desatar el calzado de sus pies. Una actitud de humillación delante de Dios es la actitud correcta que el pueblo de Dios debe tener para poder disfrutar de las bendiciones de Dios, para poder disfrutar del perdón de Dios, para poder disfrutar de los milagros del Señor. No hay otra manera, no es por méritos, no es porque yo vengo a la iglesia siempre, no es por la cantidad de diezmo que doy, no es por la cantidad de ayuda que hago, es porque mi corazón está postrado cada día delante del Señor y cada mañana me levanto y reconozco que este día es Dios el que tiene que ser glorificado en mi vida, es Dios el que tiene que ser alabado en mi vida, es Dios el que tiene que ser honrado con mis acciones, con mi palabra y ahí el Señor va perfeccionando su obra en medio nuestro. ¿Saben qué? En Santiago, Capítulo 4, versículo 6 dice que Dios da gracia a los humildes. En Segunda de Corintios, Capítulo 7, versículo 6 dice que Dios da consuelo a los humildes. En Romanos, Capítulo 12, versículo 16 nos insta, sabe que es un texto muy interesante, nos insta a hacer sociedad, a asociarnos con los humildes. No busque a aquellos que le gusta andar hablando de más. No busque a aquellos que le gusta, no, si yo no estoy murmurando, solo estoy dando mi opinión. No busque a aquellos que encuentran todas las cosas negativas. No busque a aquellos que buscan la conveniencia del texto bíblico para hacer lo que están haciendo, que no es agradable a los ojos del Señor, busque asociarse con gente que reconozca, que depende de Dios, porque somos débiles, porque somos fluctuantes, porque necesitamos de la corrección amorosa del Señor cada día. Una iglesia así es una iglesia que va avanzando en sanidad, que va avanzando en restauración, una iglesia que se asocia con los humildes es una iglesia que desarrolla una mentalidad de un Dios todopoderoso, de un Dios que todo lo puede, de un Dios que no hay nada imposible para él. Hay alguien que tiene alguna necesidad que es imposible para el hombre? Todos tenemos alguna necesidad probablemente que para el hombre es imposible, pero para Dios todo es posible. Así que humillarnos delante del Señor. Y no necesariamente tiene que ser algo para nuestros intereses, también debiera ser en razón de nuestra manera de vivir. En Mateo, Capítulo 11, versículo 29, Jesús es nuestro mejor ejemplo de humildad. Si usted quiere ser humilde como alguien, no mire al que está al lado suyo, vaya a la Biblia y vea el ejemplo de Jesús. “Mira que soy manso y humilde de corazón…” Ese es Jesús, el mejor ejemplo. En Sofonías, Capítulo 3, versículo 12, él está dispuesto a quitar nuestra rebeldía y soberbia y transformarnos en un pueblo humilde que lo reconozca a él. Si hay algo en nosotros que aún sigue siendo desagradable a los ojos del Señor, Dios quiere cambiarlo por humildad, Dios quiere cambiarlo por un corazón contrito y humillado. En Isaías 57:15 “…él habita con los humildes y con los quebrantados…” En Isaías 29:19 “… los humildes crecen en alegría…” Esta es la diferencia entre ser humillados delante de Dios y ser humillados delante del mundo, que por donde usted lo mire, el humillarnos, el tener una actitud humilde delante del Señor trae beneficios, trae alegría, trae crecimiento. A la iglesia muchas veces se le olvida esta actitud de humillarse delante del Señor. Se nos olvida muchas veces que Dios resiste a los soberbios. Es ahí donde está la respuesta del Señor. “Si se humillare mi pueblo sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos amigos, entonces yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra…” Y este ‘sanar la tierra’ significa restaurar tu vida, no importa lo que hayas sido, el Señor tiene poder para hacer reverdecer como dice Isaías 42 al 44, para hacer reverdecer, para hacerlas florecer de nuevo. Sabes, la tierra que el Señor desecha, esa que está en Gálatas, Capítulo 5, versículo 19, que son manifiestas las obras de la carne, y hay una lista de cantidad de cosas. Esos son tierra que está siendo envenenada por el pecado. El Señor quiere sanar esta tierra, poner fruto digno, más el fruto del espíritu, Gálatas 5:22, es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Esa es la tierra que le Señor quiere darnos a nosotros. Sabe que detrás de cada característica de estos frutos hay una tremenda bendición para los que nos rodean y para nosotros, para nuestra familia, para la iglesia, para la comunidad. Una iglesia que se humilla delante del Señor es una iglesia que se mueve a pasos agigantados, es una iglesia donde no solo hay vencedores, sino más que vencedores. Es una iglesia que no solo se conforma con tener buenos resultados, sino que va a la conquista de lo que el diablo le ha quitado, a tomar posesión de lo que Dios ha prometido. Esa es la iglesia que está humillada delante del Señor, es una iglesia que reconoce su dominio, es una iglesia que reconoce su dependencia. Humillarnos, pues entonces, bajo la poderosa mano de Dios para que él nos exalte en su tiempo, para que su respuesta comience a fluir a través de nosotros, para que otros puedan llegar al conocimiento del Señor. Sabe, el gran desafío de la iglesia hoy día es presentarse como una alternativa única en un mundo donde hay cientos y miles de alternativas. El gran desafío de la iglesia de hoy es mostrarle al mundo que reconociendo al Dios todopoderoso ahí hay esperanza, ahí hay cambio, ahí hay transformación, ahí hay virtud que sale del Señor para fluir a través de su iglesia. Somos un pueblo que se humilla cada día? Somos un pueblo que reconoce al Señor por sobretodos nuestros intereses? Somos un pueblo que necesariamente está buscando la confirmación de Dios cada día para nuestras vidas? Yo quiero invitarlo a que pueda cerrar sus ojos un momento y pueda hacer una reflexión acerca de lo que nuestra vida necesita desarrollar frente al trono del Señor. La Biblia dice, echa sobre mí tu carga que yo te la llevaré, echa sobre mí tu carga. Sabe, lo más hermoso de esta impresión bíblica es que el Señor dice, mi yugo es fácil y ligera mi carga. Le está diciendo, todavía tu me puedes llevar, puedes llevar mi fe, puedes llevarme a mí y no voy a ser un estorbo para ti, no te voy a causar depresión, no te voy a causar enfermedad, no te voy a causar problemas financieros, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. Pero tus cargas, pero tus problemas, pero tus dificultades te están llevando por un camino que se hace cada día más pesado, por qué no te entregas y doblegas tu corazón delante del Señor y dejas que él comience a sanar tu tierra? Por qué no dejas que él comience a abrir caminos donde no hay caminos? Cierre sus ojos, vamos a orar. Gracias Señor Jesús, gracias, Señor, porque esta es la actitud que cada uno de nosotros debe enfrentar cada día y debe decidiría. Señor, humillarnos delante de ti, presentarnos delante de ti con un corazón contrito y humillado, Señor, dice el salmista que tu no lo rechazarás. Señor, enséñanos a ser una iglesia que sea una iglesia que se humille y que reconozca, y que no espere a vivir malos momentos, y que no espere a vivir malos tiempos para reconocer que tu eres el Señor. Señor, que este pueblo que invoca tu nombre, que este pueblo que ora, que este pueblo que te busca, que este pueblo, Señor, realmente se convierta a ti y que su corazón, Señor, y que su manera de vivir, y que su manera de hablar, y que lo que podamos pensar y sentir, siempre esté bajo la humillación tuya, Señor. Enséñanos, Dios, que humillarnos delante de ti trae bendición, trae bienestar, trae sanidad, trae tranquilidad a nuestras vidas. Gracias, Jesús. Gracias, Espíritu Santo. Gracias porque tu eres bueno. Amén. Amén. Que el Señor les bendiga. pastor SAMUEL RICARDO siervo de Jesucristo.-

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