viernes, 25 de septiembre de 2015

PERDÓN Y SANIDAD.

NUESTRO PAN DIARIO viernes,25 septiembre 2015 "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma"(3 Juan 1:2). i hay algo que tienen en común todos los países del mundo es que en todos ellos podemos encontrar gente cansada por no poder solucionar sus diferentes problemas de salud. El gran trabajo que ha hecho la ciencia en estos últimos años ha aportado bastante para mejorar la calidad de vida de muchas personas, pero también la misma ciencia reconoce que todos sus esfuerzos no alcanzan, ya que es imposible estudiar y sanar el sin fin de enfermedades que aquejan actualmente a la humanidad. Millones de personas cargan con sus dolencias día y noche, muchos de ellos ya perdieron las esperanzas de recuperar su tesoro mas valioso "La Salud". Se realizan cirugías sorprendentes como trasplantes de corazón, pulmones, riñones y muchos otros, pero enfermedades como el cáncer, la diabetes, el sida, el cólera, la malaria, etc. imperan en el mundo y no cesan de sembrar sufrimiento y dolor. Durante todas las épocas, los seres humanos han tenido que lidiar con la enfermedad. La Palabra de Dios nos enseña que estas cosas son consecuencias directas del pecado, que se introdujo en la tierra cuando los hombres desobedecieron a Dios. "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron" (Romanos 5:12). Nada nos Impide que Busquemos la Ayuda Divina Nadie puede negar que la medicina ha logrado avances significativos, se están teniendo victorias importantes sobre muchas enfermedades, esto es muy bueno. Sin embargo, los conocimientos que aporta la ciencia moderna y los descubrimientos científicos que van a favor de la vida humana, no tienen porque ser un obstáculo a la hora de buscar la ayuda de Dios. El Señor Todopoderoso tiene propósitos soberanos y gloriosos para los hombres, su deseo mas profundo es verlos saludables "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma"(3 Juan 1:2). Si un cristiano se enferma tiene la oportunidad de hablar con el Señor para recibir la sanidad que necesita, puede hacerlo aunque esté recibiendo tratamientos médicos. Y si alcanza una cura a través de la medicina, es obvio que no puede decir que fue sanado mediante un milagro divino, sin embargo, puede proclamar con certeza que durante su tratamiento médico y a lo largo de su enfermedad recibió el apoyo y la ayuda del Señor. No hay Nada mas Tóxico que el Pecado Cuando alguien genuinamente entrega su vida a Cristo y le pide perdón por sus pecados, automáticamente ocurre algo extraordinario, son eliminadas grandes cargas tóxicas del alma, esto beneficia de forma directa al cuerpo físico, pues entre otras cosas, regula la presión arterial, reduce el estrés, quita la ansiedad, mejora el sistema inmunológico, etc. No olvidemos que cuando el pecado entró al mundo trajo enfermedad y sufrimiento. Al morir Jesús en la cruz recibimos medicina para sanar nuestra alma enferma por el pecado, pero también recibimos la sanidad divina de las enfermedades. "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados"(Isaías 53:5). El Señor durante su ministerio terrenal, mostró su gran amor y compasión por la humanidad, perdonando a pecadores y dando sanidad milagrosa a muchos enfermos. En el Evangelio podemos leer que realizó todo tipo de milagros, tanto físicos, mentales como espirituales, también mostró su mano de poder a través de la unción que derramó en sus Apóstoles, y muchos eran sanados en los lugares que ellos visitaban. De la misma forma, nosotros, sus hijos, podemos alcanzar esas bendiciones, y ayudar a otros a que las alcancen, pues mediante la oración tenemos acceso directo al mismo trono de Dios. El Poder de Dios nunca Menguará Hermanos esto es así, Jesús está vivo, no ha cambiado, y tiene hoy el mismo poder para sanar enfermos que tubo hace 2000 años atrás. Y cuando la ciencia dice "¡Hasta aquí llegamos, no podemos hacer mas nada!", el Dios de lo imposible se pone la bata blanca y dice "¡Tranquilos, Confíen en mi, Yo todo lo puedo!". Es normal que nuestra fe en la medicina se desvanezca cuando atravesamos cuadros clínicos negativos y con pocas esperanzas de recuperación, pero en momentos así es cuando debemos recordar que tenemos un Dios de milagros, y que el Señor aún está entre nosotros con todo su poder y gloria. Amen! En varias ocasiones fui testigo del cumplimiento de sus promesas relacionadas a la salud física. ¿Haz visto alguna vez el toque de Dios sanando a personas que los médicos habían desahuciado, o en el mejor de los casos los habían entregado a su triste suerte?

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